La actual coyuntura se
presenta como un reto a la esencia venezolanista, la creadora y trabajadora, en
el sentido de que nuestro país quiere comprensión, de modo que, a través de
ella se pueda ejecutar de manera cierta una necesaria concertación de fuerzas
vivas para superar este estancamiento. La salida de la crisis, la confrontación
de situaciones adversas y el progreso no pueden depender de un librito, mucho
menos de libretos, el entendimiento de Venezuela es una necesidad real de todo
el pueblo.
El principal problema de Venezuela
es la falta de instituciones despersonalizadas, lo que ocasiona crisis mediante
la toma de decisiones basadas en manuales. Esta actividad, la podemos denominar
Manualismo, entendido como una forma exageradamente simplista de afrontar
situaciones inéditas que en la mayoría de los casos no se basan en explicación alguna
y dejan la impresión de poco interés por entender causas, circunstancias y
consecuencias de tan terrible conducción.
Así pues, todo movimiento político
supone un fin e interés superior a la toma del poder, pues este mismo se
constituye como un medio para llevar a cabo un proyecto de reivindicación de
una idea, la cual, a su vez nace de visiones intelectuales que son capaces de generar
la imagen de un futuro mejor, con la misión imprescindible de la realización del
proyecto mismo.
En este sentido, las sociedades
han conseguido combinar la creación de intelecto con las capacidades de toma de
decisiones inspiradas en la esencia de un modelo asentado en la posibilidad
cierta de - mediante la humildad de aceptar aciertos y fallas- llevar a la
realidad la visión de futuro que determine el progreso de un pueblo. El fin
último de toda idea presume ser el de llevar al pueblo por un solo sendero, por
un camino de integración y de unidad nacional para permitirse colaborar con la
preciada identidad libre del viejo complejo latinoamericano, para que lo
propio sea valorado, reconocido y caracterizado por la autodeterminación y la superación
del hambre y las desigualdades.
De tal forma que, el Manualismo
representa la poca creatividad para responder a las necesidades de una nación,
es un recurso utilizado de manera mediocre por entes que poseen poco interés en
el largo plazo de logros colectivos, en algunos casos, alimentados por una errónea
visión del mundo idealizado en un solo pensamiento, es la esencia de todo
fundamentalismo. En otros casos, el Manualismo es la aplicación premeditada de métodos
simplistas que en un estadio de la historia arrojaron determinados resultados
ahora con la esperanza de que los mismos se repitan en los nuevos ciclos de todo
pueblo, es decir, el mismo perro con otro collar.
Nuestra gente exige la
cordialidad de la comprensión, el poder llega a un punto en el cual, en su ánimo
de conducción, tiene la doble función de comprender a quienes conduce y el
eterno rol pedagógico al tener este la capacidad de enseñar al pueblo hacia
donde se le conduce y con qué herramientas cuenta para llegar al fin supremo
del desarrollo como tal.
Para finalizar, es clave
señalar que nuestra sociedad no necesita ser explicada, quiere ser comprendida,
y el Manualismo - especialmente aquel que meten como contrabando del
pensamiento- carece de la potestad necesaria para cumplir esa función. Hoy, nos
encontramos en plena batalla frente a esta deformación de valores y, el
gobierno madurocabellista es la mayor representación de la hipertrofia
intelectual, mediante la cual, se nos conduce por ideas desempolvadas de la
vieja Guerra Fría y una fachada de pragmatismo verbal.
Botemos los libritos rojos,
desechemos los manuales pseudointelectuales y votemos por un parlamento que
haga su función con energía y sin miedo porque Venezuela quiere ser Democracia
en Acción.
Pensamiento y Acción