Tenemos al frente una
situación inédita para los venezolanos de este tiempo, pero que de cualquier
forma ya en nuestra historia republicana hemos experimentado. Para muchos la
desesperanza se ha adueñado de las entrañas del pueblo, la cual, entre otras
cosas, ha empujado a nuestra juventud a legitimarse como materia predominante
de exportación, vivimos en carne viva una crisis generalizada que se
caracteriza por la escasez de productos de todo tipo, la sensación y vivencia
de inseguridad personal, y hasta la carestía de sueldos, salarios y billetes
necesarios para el día a día de los venezolanos.
Esta situación ha generado el
estudio de sus causas, de sus consecuencias y numerosas especulaciones han sido
notorias, en función del desarrollo de nuestra tradición democrática y la
evolución de la opinión pública nacional, esta última ha carecido de la
necesaria inmunidad ante la influencia de cualquier agente externo, que dependiendo
del momento histórico, ha hecho que el venezolanismo sea víctima del
adiestramiento y el implacable ataque oficioso de opiniones, carentes de
sentido propio de construcción de propuestas unificadoras como parte del
principio de la suma de todas las partes, necesarias para la fortaleza y la
unidad nacional. Por el contrario, ha aumentado la constante presencia del
“ANTI” en el glosario verbal venezolano de manera reiterativa e indiscriminada,
haciendo las funciones de misiles teledirigidos por la Anti Opinión contra todo
sentido de pertenencia y valoración del debate de las ideas.
No pretendo que se confundan
estas opiniones con la exclusividad del simplismo de las posiciones políticas
provocadas por la polarización, pues en el presente, esta Anti Opinión se ha
infiltrado en la formación del criterio sociopolítico de las masas venezolanas,
lo que ha generado la cultura de la negación de toda postura distinta a la
propia sin la más mínima elaboración de argumento ni principios, en enormes
burbujas de verborrea caracterizadas por no tener relación con la acción. Muy
distinto es la Dialéctica, en la cual bajo argumentos, contra posiciones y
demostraciones digeribles por la llamada opinión pública se enfrentan tesis y
antítesis que terminan trazando líneas de conducta inspiradas, más que en el
revanchismo, en la aspiración de mejores condiciones de vida según sea la
visión propia del ser social y político.
A propósito de ello, pongo
sobre el tapete un ejemplo que queda a la libre interpretación del que me lea y
provocará la segura Anti Opinión de cualquier doliente: La Revolución de
Octubre de 1945 fue respuesta a la escasa interpretación de las aspiraciones de
los ignorados sectores del país negada por el Postgomecismo a la estabilidad
política nacional, dicho sea de paso, amparados por la Anti Opinión dominante
en la clase política de aquel régimen, desde el momento de la materialización
de dicha Revolución, con la cual llegó al poder Acción Democrática y por medio
de la misma se dio inicio al proceso democrático venezolano, se convocó una
Asamblea Constituyente y se estableció el voto directo, universal y secreto. Al
mismo tiempo, paralelamente con la guerra fría, se originó el ANTIADEQUISMO,
una forma política reaccionaria inspirada en desconocer y negar toda propuesta
o política implementada desde el seno del partido blanco.
El ANTIADEQUISMO fue metido en
un mismo saco con el ANTICOMUNISMO, como mecanismo de hacer ver a la opinión pública
internacional que no hay capacidad de combate sin la intervención de fuerzas extranjeras.
Dicha Anti Opinión tuvo su base en el proceso de democratización de las
instituciones y la defensa de la integridad económica nacional. Este recurso
del ‘ANTI” se fue encarnizando con el tiempo para deponer el nuevo sistema
democrático inspirado en el libre ejercicio de los derechos políticos del
pueblo, cuyo resultado conllevó a que, por la fuerza del “no porque no”, se
instaurara de nuevo un régimen militar retroalimentado por la Anti Opinión y
escondido en el escudo de las obras públicas.
La democracia quedó eclipsada
en una época marcada por el empeño en desaparecer a lo que oliera a ADEQUISMO (sinónimo
de comunismo para quienes detentaban el poder en aquel entonces). A pesar de
ello la resistencia, sin recursos, perseguida y arrinconada propuso siempre los
principios democráticos contra el recurso “ANTI” que es propio del fascismo,
Acción Democrática ha fijado siempre la firme posición de lucha por la
Venezuela Libre, nunca adoptó las posiciones de la Anti Opinión, por el
contrario, con la postura clara en la libertad política de los venezolanos, el
bienestar y la justicia para el pueblo, y no menos importante, el restablecimiento
del principio de solidaridad entre todos los sectores nacionales pudo dar paso
real al frente.
En el 58, al recuperar a
democracia se dio por sentado que la dictadura quedo atrás, pero la Anti
Opinión continuó su curso, el ANTIADEQUISMO
siguió alimentando su terca pelea, tan feroz fue esa batalla, que además de
desconocer el costo que se tuvo que pagar para institucionalizar la democracia,
con visión de castigo y venganza se le abrió las puertas a más de una década de
frustración y resentimiento en el país, AD ha sido históricamente víctima de la
Anti Opinión, al punto que, para matar dos pájaros de un tiro, ahora, fue metida
en un mismo paquete con el chavismo, los “ANTI” hacen ver que el actual sistema
es el mismo musiú pero con diferente cachimba. En la actualidad, a pesar de las
adversidades, AD contribuye toda su fuerza a la Unidad Nacional, sin caer en el
Anti-chavismo-madurismo-intergaláctico, sin envenenar a la opinión pública y
con la firme convicción de retomar el rol pedagógico que necesita la nación.
Entonces, la Anti Opinión,
producto de la poca visión de futuro y la constante intención de buscar
culpables-y si no los hay, fabricarlos- es la responsable de que los
venezolanos vivamos una época de incertidumbre, de contracción económica y
frustración social. Venezuela quiere superar este mal, el hecho de declararse “ANTI”
cualquier vaina que se aparezca y sin ningún sentido termina haciéndole el
juego a la Anti Venezuela, la lucha política consiste en que cada sector
mantenga su identidad, que con criterio ciudadano exista la capacidad de tomar
tribuna para construir opinión, que ésta represente un pensamiento con
capacidad de acción para poder determinar realmente un mejor futuro.
Aun así, todavía hay quienes
se alientan del espíritu de la Anti Opinión, sin tomar en cuenta (por lo menos
se presume de buena fe) que por hacer
una nueva gracia termine saliendo una morisqueta. No cedamos más ante la Anti Opinión,
así como por los “ANTI” se produjeron estos 17 años frustración nacional, ese
mismo “ANTI” puede llevarnos a una situación aún peor que la actual. Con
responsabilidad histórica, el pueblo venezolano con aspiraciones a recuperar
rumbo, con la clara convicción de evitar aventurismos mesiánicos enfrenta una nueva
oportunidad, para seguir fortaleciendo la identidad y la unidad nacional ha de
llevar al parlamento una nueva mayoría inmune a la Anti Opinión, verdaderamente
deliberativa y leal a la venezolanidad.
Pensamiento y Acción
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