sábado, 26 de septiembre de 2015

Manualismo: contrabando del pensamiento


La actual coyuntura se presenta como un reto a la esencia venezolanista, la creadora y trabajadora, en el sentido de que nuestro país quiere comprensión, de modo que, a través de ella se pueda ejecutar de manera cierta una necesaria concertación de fuerzas vivas para superar este estancamiento. La salida de la crisis, la confrontación de situaciones adversas y el progreso no pueden depender de un librito, mucho menos de libretos, el entendimiento de Venezuela es una necesidad real de todo el pueblo.

El principal problema de Venezuela es la falta de instituciones despersonalizadas, lo que ocasiona crisis mediante la toma de decisiones basadas en manuales. Esta actividad, la podemos denominar Manualismo, entendido como una forma exageradamente simplista de afrontar situaciones inéditas que en la mayoría de los casos no se basan en explicación alguna y dejan la impresión de poco interés por entender causas, circunstancias y consecuencias de tan terrible conducción.

Así pues, todo movimiento político supone un fin e interés superior a la toma del poder, pues este mismo se constituye como un medio para llevar a cabo un proyecto de reivindicación de una idea, la cual, a su vez nace de visiones intelectuales que son capaces de generar la imagen de un futuro mejor, con la misión imprescindible de la realización del proyecto mismo.

En este sentido, las sociedades han conseguido combinar la creación de intelecto con las capacidades de toma de decisiones inspiradas en la esencia de un modelo asentado en la posibilidad cierta de - mediante la humildad de aceptar aciertos y fallas- llevar a la realidad la visión de futuro que determine el progreso de un pueblo. El fin último de toda idea presume ser el de llevar al pueblo por un solo sendero, por un camino de integración y de unidad nacional para permitirse colaborar con la preciada identidad libre del viejo complejo latinoamericano, para que lo propio sea valorado, reconocido y caracterizado por la autodeterminación y la superación del hambre y las desigualdades.

De tal forma que, el Manualismo representa la poca creatividad para responder a las necesidades de una nación, es un recurso utilizado de manera mediocre por entes que poseen poco interés en el largo plazo de logros colectivos, en algunos casos, alimentados por una errónea visión del mundo idealizado en un solo pensamiento, es la esencia de todo fundamentalismo. En otros casos, el Manualismo es la aplicación premeditada de métodos simplistas que en un estadio de la historia arrojaron determinados resultados ahora con la esperanza de que los mismos se repitan en los nuevos ciclos de todo pueblo, es decir, el mismo perro con otro collar.

Nuestra gente exige la cordialidad de la comprensión, el poder llega a un punto en el cual, en su ánimo de conducción, tiene la doble función de comprender a quienes conduce y el eterno rol pedagógico al tener este la capacidad de enseñar al pueblo hacia donde se le conduce y con qué herramientas cuenta para llegar al fin supremo del desarrollo como tal.

Para finalizar, es clave señalar que nuestra sociedad no necesita ser explicada, quiere ser comprendida, y el Manualismo - especialmente aquel que meten como contrabando del pensamiento- carece de la potestad necesaria para cumplir esa función. Hoy, nos encontramos en plena batalla frente a esta deformación de valores y, el gobierno madurocabellista es la mayor representación de la hipertrofia intelectual, mediante la cual, se nos conduce por ideas desempolvadas de la vieja Guerra Fría y una fachada de pragmatismo verbal.

Botemos los libritos rojos, desechemos los manuales pseudointelectuales y votemos por un parlamento que haga su función con energía y sin miedo porque Venezuela quiere ser Democracia en Acción.

Pensamiento y Acción

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