sábado, 9 de noviembre de 2013

¿Revolución o re-Involución?

Entre los elementos que dan vida a la crisis venezolana, que es generalizada, encontramos uno que tiene ciertas particularidades parecidas al nacimiento de aquellos viejos imperios, o a los saqueos de las embarcaciones piratas de vieja data, e incluso parecidos con las barbaries vikingas en las conquistas de parte de la Europa en vías de desarrollo, claro con un gran punto de diferencia en sus características.

Pues la crudeza con que germinaron los vastos imperios de la historia de la humanidad dieron como resultado el refinamiento de las civilizaciones, por otra parte estuvieron los grandes saqueos de aquellas fuerzas piratas, que no se identificaban con ninguno de los incipientes estados o reinos, muy por el contrario actuaban en nombre propio sin distinción de estamento jurídico o social alguno, simplemente con la necesidad de posesionarse de lo ajeno. También están las barbaries vikingas que de la forma más cruda se adueñaron de territorios acabando con todo a su paso, imponiendo una forma de vida y un nuevo linaje que definiría parte de la historia del viejo continente.

Creo que esto describe, en parte, lo que está viviendo actualmente el pueblo venezolano, un Estado de barbarie, sin ley, y que involuciona de la civilización a pequeños subgrupos que día a día pierde más confianza en sí mismos, por las penurias que vive nuestra ciudadanía se va sembrando el miedo pero con pequeños aditivos de cólera social que hacen de la situación una bomba de tiempo.

No pretendo con estas palabras hacer de las funciones de un sociólogo, ni mucho menos las de un brujo que dicta predicciones políticas aprovechándose de la vulnerabilidad del desespero de mucha gente, mas bien, a través de este medio, trato de dilucidar sobre lo que ocurre, y antes  de seguir escribiendo sobre lo que a mi juicio se deba hacer para salir de la crisis que nos hunde, me gustaría encerrar en una palabra descriptiva lo que representa el actual Estado bajo la dirección de los hijos de un tal gigante(que no merece ni la inicial en Mayúscula), es este un régimen HAMPÓCRATA, creo que es la palabra descriptiva más acertada.

No es la primera vez que en nuestra historia republicana el pueblo pase por las penurias del gobierno de las bandas armadas autodenominadas ejércitos revolucionarios, el siglo XIX estuvo plagado de este tipo de caudillismo y malandraje constituido como la magnanimidad de la política caribeña, sin embargo el Estado Venezolano del siglo XX experimenta cambios estructurales que permiten el pacifico desarrollo del hombre ciudadano, pero ahora observamos el Estado del nuevo milenio y se nos parece mucho más al germen de la barbarie que la concepción del Estado que define la América Latina actual, nada parecido a la Venezuela modelo de la democracia del Cono Sur.

La Hampocracia la podemos concebir como el gobierno de los delincuentes organizados bajo la figura de un partido, y que dentro de los esquemas de la fuerza y del chantaje constituyen paralelismos en los factores del poder constituido para llevarse por delante los intereses colectivos y superponer la saciedad de sus ilegitimas y hasta ilegales “necesidades”, la complicidad más que aparente entre el gobierno y grupos de interés de la delincuencia organizada están llevando a los limites del caos a la sociedad venezolana.

Cuando la gente voltea a las instituciones nacionales se siente confusión en la mirada, no se sabe cuáles son las instituciones que gobiernan este país, que cuando tienen que acudir a las legítimas instituciones no saben si llorar o reírse porque no sienten la seguridad de que el Estado garantice la “mayor suma de felicidad posible”, porque lo que establece nuestra Constitución es una cosa muy distinta al orden nacional,  el cual tiene uno de sus tentáculos en las cárceles venezolanas, de eso si está segura la gente, que muchas de las órdenes que siembran el terror en la población salen de allí. Otro tentáculo se encuentra en las descompuestas fuerzas armadas, sí, las fuerzas militaristas que esta fuera de los cuarteles, las que en estos momentos toman las decisiones incluso por encima del ejecutivo nacional, que aparentemente- más que la defensa de la nación- les interesa defender sus parcelas de poder, antinacional y tan parasitarias como los regímenes mantenidos por el dinero de los venezolanos.

Pero algo que si no puedo dejar de expresar es que aún queda una Institución que si depende directamente del pueblo, esa institución es el voto, entiéndase bien, el voto, sin ánimos de confundir éste con el Poder Electoral, y más bien aclarando que el fortalecimiento de la Democracia Venezolanista encuentra su fuerza en la fe del ciudadano para con esta forma de vida. Estamos en una etapa de Resistencia, en la que los hampócratas son instrumentos de su propia destrucción, pero la impaciencia y el desespero también puede ser causante de un remedio peor que la misma enfermedad.

Seamos artífices del rescate de la Venezolanidad, comenzando por fortalecer nuestros valores y no doblegar nuestra dignidad por tres lochas, y tampoco en cometer los errores cíclicos de solo fijarse en quitar a la persona que se sienta en Miraflores sin tomar en cuenta el resto del entorno. Sin perder de visión los objetivos continuemos RESISTIENDO!!


Juventud, Acción y Democracia



lunes, 21 de octubre de 2013

MANIFIESTO: LOS HIJOS DE LA DEMOCRACIA

LA JUVENTUD DE ACCIÓN DEMOCRATICA AL PAIS
Valencia 19 de octubre de 2013

Somos socialdemócratas
Somos la juventud de AD, somos un movimiento basado en los principios y valores socialdemócratas de libertad, igualdad, solidaridad y democracia

El 18 de octubre se abren las puertas a la democracia popular
Un partido con una visión de país dio inicio a la democracia venezolana liderizado por jóvenes, que irrumpe ante el problema de la sucesión presidencial, por la búsqueda de un gobierno civil, porque era decidir entre lo que significa la república civil democrática o el retorno a la tendencia autoritaria militarista. Es necesario poner de relieve que sus dirigentes, encabezados por Rómulo Betancourt, venían preparándose concienzudamente para asumir el poder desde hacía mucho tiempo. En efecto, estos líderes del partido habían participado en el año 28 en la primera insurgencia civil de importancia contra la dictadura de Juan Vicente Gómez, cuando salen a las calles a protestar contra la tiranía. Esto trajo cárcel y exilio, para venir luego a concretar sus sueños de libertad y democracia expresados en el Plan de Barranquilla.
Los jóvenes que dirigían Acción Democrática aspiraban al ejercicio del poder, no para su disfrute hedonista sino para transformar la Venezuela atrasada, que aún en pleno siglo XX estaba atada al siglo anterior, en una nación libre y democrática donde el pueblo asumiera la responsabilidad de darse su propio gobierno. Mientras la joven oficialidad aspiraba reemplazar la vieja clase dirigente militar por la suya, con el único argumento de la necesaria modernización del estamento militar, pero querían asumir el poder de manera dictatorial lo que van a conseguir al derrocar al gobierno democrático de Rómulo Gallegos.
El 18 de octubre de 1945, fue un  golpe militar concertado entre AD y los militares, que se va a convertir en «revolución» cuando se le imprime a ese gobierno un carácter de avanzada, con un programa progresista de reivindicaciones populares largamente esperada. Venezuela entra a la democracia de las mayoría gracias a  AD, quien consagró  el voto universal, directo y secretos a todos sin distingo de sexo, raza o condición social, tal como lo practicamos hoy, es el inicio de la masificación de la educación, cumpliendo la máxima de “ni un estado sin una universidad, ni una ciudad sin un liceo, ni un pueblo sin una escuela”. El 18 de octubre se abren las puertas a la democracia popular porque el pueblo tomó el poder formando parte de un partido, no de una camarilla. El pueblo pudo decidir su participación en los partidos que quisieran y no por obligación. Eso dio origen a nuestro lema: “Acción Democrática, el partido del pueblo,” que significa que el pueblo tiene un partido en el cual participar y por el cual pueden ser representado.  Y decimos también en el himno “libre y nuestra la patria en las manos de su pueblo, por fuerza y razón”. De allí la autonomía del pueblo para decidir su presente y su futuro. Una constituyente dará nacimiento a una nueva Constitución, considerada una de las más democráticas en la historia republicana.
El presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno sería el joven Rómulo Betancourt, de tan sólo 37 años de edad, otrora líder estudiantil de 1928 y quien junto a los civiles Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Raúl Leoni y Edmundo Fernández, y los dos militares Carlos Delgado Chalbaud y Mario Vargas toman la decisión, sin precedentes en la política venezolana, de prohibir cualquier aspiración presidencial a sus integrantes en las próximas elecciones que serían convocadas para el año 1948. Allí comienza una nueva era de esperanzas civilistas que será interrumpida con el derrocamiento de Gallegos y reiniciada a partir del 23 de enero de 1958 hasta 1999
Somos “herederos de la revolución de octubre de 1945, la que produjo el Estatuto Electoral de 1947, que según el historiador Germán Carrera Damas es “el documento histórico más importante de Venezuela después del Acta de la Independencia”. De allí venimos, la juventud de Acción Democrática y gran parte de la juventud venezolana, de esa lucha, de ese esfuerzo para construir un país de avanzada, un país de todos, esa es nuestra tradición.  Aquí estamos frente al país los hijos de la democracia

La Venezuela de hoy  está en una permanente crisis.
Venezuela está sumergida en el miedo, producto de la delincuencia y la violencia. Madres que entierran a sus hijos, padres que no llegan a casa, jóvenes quienes no ven la luz del día siguiente, más de 100 mil asesinados en estos 15 años victimas del hampa, cada persona preguntándose si será secuestrada o atracada, con cárceles donde el estado no tiene el control y la muerte es la ley, el venezolano siente que su país la vida no vale nada.
Venezuela está sumergida en una permanente ansiedad producto de la escasez y el alto costo de la vida, de tener que seguir haciendo colas para adquirir los productos, de que no tengan energía eléctrica, ni gas doméstico, ni leche, ni harina; de la informalidad, del sobresalto, con una inflación por mucho la más alta del continente, que vuelve polvo el ingreso familiar, la vivienda está cara,  la crisis económica es desesperante.
La juventud se pregunta ¿para qué estudiar si no se progresa? Si no hay oportunidades de empleo digno porque no hay industrias, empresas, porque el único empleador es el Estado y le pide que se doblegue, que no piense, que no opine, se le obliga a vestirse con los colores del partido. Esa misma juventud ve que su propio proyecto de vida es limitado, que no puede vivir independiente de su familia, que no puede aportar al desarrollo de su país.
Venezuela está sumergida en la zozobra  por la situación política, de que se tenga desconfianza con las instituciones, la corrupción en el Estado, de una Asamblea Nacional que no investiga casos que tengan que ver con miembros del régimen, de que se le expropie, de que no pueda exigir porque es agredido, vilipendiado, abochornado, calificado de espía, antipatriota, antivenezolano, es excluido. Siguen utilizando las listas Tascón y Maisanta, terrible es que en barrios y pueblos se les niegue una bombona de gas a aquellos que no apoyen al régimen. Venezuela quiere hablar pero no la dejan porque la tienen dividida y atemorizada.
Esto ocurre porque en lo económico han convertido al país en monoexportador dependiente del petróleo con una economía de puertos. En lo social con un sistema paralelo en la salud, en la educación, en la formación del trabajo, dejando que la infraestructura se deteriore. En lo político, con una tremenda concentración de poder sin control alguno sobre los recursos del país, eso si, controlando la información, creando una realidad inexistente.
No es cierto que Venezuela este bien ni va por buen camino, está en franco estancamiento por no decir retroceso. Debemos recuperar al nuestra tierra alejados del rencor, de la persecución y de la venganza, porque con odio no se construye un país.
Este es el país que nos angustia, que nos duele porque puede estar de otra manera.

Al país, a la juventud venezolana
Somos de izquierda, somos socialdemócratas adecos, defendemos el socialismo democrático. Pertenecemos a la familia de la Internacional Socialista, tenemos valores y principios. Creemos en la libertad, para que cada persona pueda construir su vida formando parte de una sociedad.  Creemos en la igualdad, para que cada persona pueda construir su vida en base a la misma oportunidad, esto es, la igualdad de oportunidades. Creemos en la solidaridad y esto significa el apoyo mutuo entre todas las personas en la lucha por una vida mejor, esto significa que no pueda mejorar una persona sin ayudar a mejora a la sociedad.   Creemos en la democracia, esto es, luchar por una sociedad libre, igual y solidaria.
Somos la juventud de Acción Democrática y queremos  que la nación entera sepa que se han convertido - contra todos los pronósticos y las viejas consejas de “partido de viejos” que le endilgan algunos envidiosos a nuestro partido - en la primera fuerza estudiantil de Venezuela.
A la juventud del PSUV: Tenemos una interpretación distinta a  ustedes sobre el socialismo. Para ustedes es el fin, para nosotros es el camino, es un medio para alcanzar una sociedad democrática, de bienestar, con justicia social, y para ustedes el fin es la sociedad socialista, cuestión que no han definido. Para nosotros la democracia es un movimiento constante, por tanto cambiante, porque la sociedad siempre cambia. La sociedad socialista en el socialismo que ustedes defienden- siendo el fin- no evoluciona ni revoluciona, al final es estática. Porque es un movimiento constante, en la democracia moderna que defendemos, hay mayorías, minorías, sectores populares, etc. En la democracia moderna todos son tomados en cuenta. Ustedes defienden solo la democracia de las mayorías, con lo cual excluyen a sectores de la población que tienen los mismos derechos políticos que ustedes. Así como una minoría no está para dominar, tampoco la mayoría se puede usar para aplastar a los que no son.
En Venezuela, el socialismo no se le puede imponer a una parte del país que muchas veces ha manifestado su rechazo. Ni por ley ni por la fuerza, llámese habilitante, llámese ley. Ninguna institución del Estado puede hacerlo porque es imponer una dictadura. En la democracia que defendemos el Estado es un estructurador y facilitador de la vida social, que propugna la justicia social y la igualdad de oportunidades. En el socialismo que ustedes defienden, se ha demostrado con los hechos que el Estado es un instrumento de dominación. Nuestro himno partidista es muy claro: “sin señor, sin baldón, sin tirano”
Somos oposición no porque no estamos en el gobierno. Estamos en oposición porque estamos en contra del estado  actual de la nación, de como se viene manejando el poder, de cómo está el país, del resultado de la acciones del Estado en el pueblo.
La historia ha demostrado que el comunismo no ha traído avances, y el proceso venezolano no aporta ninguna novedad. Como en los países comunistas que ya cayeron, el régimen tiene su “nomenklatura” y “apparatchik”, o ¿no es cierto que existe una burocracia dirigencial, aparato del partido, que son rotados entre ministerios y ministerios?, y ¿qué es la llamada boliburguesia que la propia nomenklatura del proceso?.  Allí están quienes detentan el poder político y económico y no el pueblo.
Somos críticos del capitalismo, pero ¿no es cierto que en esta revolución la boliburguesia corrupta importadora gana a manos llenas con los recursos del estado al mejor estilo capitalista?. ¿Dónde está el origen de la riqueza de la boliburguesia también llamada la derecha endógena?, nace de la relación amigo-enemigo del régimen, donde se favorecen a los primeros sin control, sin rendición de cuentas.
Jóvenes del PSUV, ¿ustedes no son críticos de esto?. No ser críticos de esto significa ser cómplices de esa situación.  Jóvenes del Frente Francisco de Miranda,  ¿Dónde está el espíritu crítico?, ¿Dónde está su función de contraloría social?¿Guardan silencio ante esta corrupción?.
La historia también nos muestra que los países comunistas tienen a sus pueblos viviendo en  una permanente escasez, por sus propias políticas más que por los enemigos del régimen. El caso venezolano no es distinto. Ciertamente hay una diferencia, aquellos regímenes tienen un estado policial-militarista, corrupto, pero lo que no tuvieron fue la violencia y la delincuencia en las calles, la mortandad de inocentes en manos del hampa. Aquí está la única diferencia. El país está dominado por la “hampocracia” dirigida desde las cárceles, por la delincuencia en las calles, por el narcotráfico, allí no hay control del Estado.
El mundo está en transición hacia un nuevo orden, coincidimos en la necesidad de un nuevo orden internacional, en la crítica al capitalismo, en el apoyo a la autodeterminación de los pueblos. Pero ¿no es contradictorio que se defienda la autodeterminación de los pueblos y que se quiera imponer en Venezuela una sola visión, un solo pensamiento, por vía de la imposición desde el Estado?. No es cierto que todo el país quiera el estado socialista, eso es una realidad verificable. No todo el que este en desacuerdo es un agente del extranjero, en un venezolano que tiene derechos políticos.
Juventud del PSUV, analicen, de todos los países que Venezuela ha financiado con los recursos del petróleo, ¿cuántos han asumido el modelo venezolano que ustedes defienden?.  Estamos hablando de luz para la calle y oscuridad para la casa.
Juventud del PSUV y del Frente Francisco de Miranda, les convocamos a debatir sobre estos temas.
Juventud del PSUV y del Frente Francisco Miranda, convenzan a su dirigencia política para que hablen el Presidente Maduro y el Diputado Diosdado Cabello, jefes de su partido, que busquen, que se abran al diálogo constructivo con el país, alejados del odio y la venganza, que hablen con todos, con los que aprueban, pero también con el aquel país que está también en desacuerdo con el rumbo del gobierno.

La Juventud de AD a toda Venezuela
Acción Democrática nació hace 72 años como producto del análisis depurado de la realidad precaria y de la miseria que brotaba como el monte sobre la calurosa tierra venezolana. El estudio profundo de las causas de ello, condujo a la conclusión fundamental que la asociación de poder militar, latifundio e imperialismo, eran las causas del mal.
Venezuela hoy ha retrocedido al siglo XIX; un pueblo fragmentado, confrontado peligrosamente y sin alimentos ni salud, ni educación, con militares asociados a la boliburguesía en el obsceno reparto el ingreso petrolero para sus sucias manos. La realidad diagnosticada actual descansa en la nueva clase corrupta-financiera asociada a los altos mandos militares y a un sector importante de venezolanos dependientes del sector público humillados en su genuina dignidad al obligarlos a la sumisión, para que la dupla anterior hegemonice a Venezuela eternamente. En su diseño político-económico se entrega la soberanía nacional a países extranjeros bajo el camuflaje de la cooperación y la solidaridad.
Debemos rescatar la democracia y una vez restablecida, desde  el gobierno empujaremos políticas públicas  de crecimiento económico sostenido y sustentable en lo ecológico. Que la agricultura propia no de la gasolina del alimento, la industria no ponga a tono con lo exportable a otras geografías y para nosotros mismos.  La educación masiva de calidad con salud pública gratuita y universal que nos lleve a la igualdad de oportunidades para todos los venezolanos acabando con la odiosa desigualdad de origen, de nacimiento por la que transitan 7 de cada 10 venezolanos toda su vida. Con políticas antidiscriminatorias y de acción afirmativa que conduzcan a la igualdad social y política que hoy es inexistente mientras que la clase política dominante y los boliburgueses complotados con militares corrompidos se sumergen en finos whiskys y drogas hunden a Venezuela!.
Pero nuestro objetivo primario de hoy es la reconciliación que ansían las amplias mayorías de todos los venezolanos y para ello enviamos un claro mensaje a los jóvenes del PSUV, a que conversen con nosotros en los espacios de las universidades, las fábricas, en los centros de trabajo, en los espacios de la soleada Venezuela.
A ellos les pedimos: primero:  interceder ante el gobierno para la libertad de los presos políticos con la anuencia para el regreso de los venezolanos exilados; segundo: Hacer comprender al gobierno nacional que la enorme crisis que agobia a los venezolanos de inseguridad, crimen, droga, inflación, deserción escolar, precaria salud, deterioro de servicios públicos, deuda externa, inflación y un largo etc, que no pueden ser resueltas con la exclusión de la mitad de los venezolanos, la situación  afecta a la nación entera, a todos sus hijos sin excepción.
La juventud de AD ofrece su esfuerzo ante esta dramática hora nacional sin interés burocrático alguno, sin interés periodístico alguno, solo como homenaje a quienes ayer construyeron la democracia y ejecutaron la auténtica revolución democrática venezolana que no ha podido suprimirse en los intentos militares de abolirla entre 1948-58 y 1998 hasta hoy.
Adelante compañeros de la juventud adeca, abracemos al pueblo, continuemos hacia un destino superior, avancemos sin miedo, de la mano del campesino, del obrero, del profesional preparado al servicio de todos, del productor agrícola y del industrial nacionalista que invierte su excedente en nuestra patria!
A toda Venezuela y a sus jóvenes le decimos que en la juventud de Acción Democrática tienen un frente de lucha, porque tenemos una ideología que se ha venido macerando en el tiempo, de los mártires que sufrieron destierros, prisión, tortura y muerte; de   una historia que se puede ver en la infraestructura educativa, hospitalaria, de comunicaciones, de energía eléctrica, por las causas sociales, por el gobierno civil democrático, por la igualdad y la justicia social que dio con la aparición de la clase media;de aquel anti-imperialismo que nos llevó a la nacionalización del hierro y el petróleo, a la lucha por el nuevo orden internacional, las relaciones Sur-Sur y al movimiento de descolonización; es la AD del anti-feudalismo y anti-latifundismo que nos llevó a la reforma agraria,
 Es el partido que en el gobierno luchó contra las sangrientas dictaduras del cono sur, el de la Doctrina Betancourt, todavía vigente en las relaciones internacionales, el que apoyó al Frente Sandinista en Nicaragua contra el régimen de  Somoza, el de la búsqueda de la paz en Colombia y Centroamérica en los 90s, de los gobiernos de AD que participaron en el Grupo de Rio, en Contadora, en los acuerdos de paz en Esquipulas, el de la Comunidad Andina de Naciones.
Es esa Acción Democrática del programa de Beca Gran Mariscal de Ayacucho, dirigido a todos los jóvenes del país, para generar los recursos humanos para la industria petrolera, la del hierro, acero y aluminio, para la modernización de la administración pública, y la generación de conocimiento en nuestras universidades.  Es la AD del plan Simón Bolívar que le dio rango universitario a las escuelas de formación de oficiales y sub-oficiales de las fuerzas armadas nacionales y permitió la incorporación de la mujer a sus aulas y a la carrera militar, sin la necesidad de carnet político, apellido de abolengo o pertenencia a clase social determinada.
Somos descendientes incluso de aquella juventud que creyó en la lucha por otros medios y se fue a las guerrillas. Somos la savia nueva de este gran partido, herederos de sus luchas, somos los hijos de la democracia, preocupados por el país, que convocamos a todas las fuerzas democráticas a venir con nosotros a continuar la lucha!
Viva la Revolución de Octubre, Viva Acción Democrática, Viva Venezuela.!!!


Por una Venezuela Libre y de los venezolanos

lunes, 19 de agosto de 2013

El Municipio Venezolano Hoy

Mas allá de lo referente al asunto electoral, que de por si es un tema que tiene asfixiada a la sociedad venezolana, no porque deje de creer en la democracia y la institución del voto, sino por las constantes decepciones que han sufrido los ciudadanos cuando comparan las expectativas con los resultados posteriores a las elecciones del momento, llega la oportunidad de dar a entender que el sufragio no es el fin ultimo de la democracia, éste se convierte en herramienta o medio que permite el Gobierno del Pueblo- fuera de los conceptos demagógicos- en el entendido de que en las bases del poder político se le da cuerpo e identidad de lo que el pueblo quiere ser y lo que es.

Ahora bien, en cuanto a la estructura del Estado venezolano, la base política institucional es el municipio: que se constituye en figura primigenia de la organización de la República, pues su esencia radica en la identidad de los valores del pueblo con la forma de darse el gobierno. Pero la característica mas importante de este cuerpo reside en el poder civil, que en primer término tiene la capacidad de unificar dentro de la diversidad de visiones sociales.

En la actualidad, la sociedad política venezolana revive la lucha entre el Poder Civil y el Poder Militarista, el cual, de manera despótica y aplastante, ha gobernado la América Latina en alianza con el parasitaje internacional que saquea bajo la mirada cómplice del caudillismo militar. La Venezuela de hoy no escapa a esa realidad, los acomodos en las cúpulas del gobierno y lo que queda de los poderes públicos de la República parecieran estar mas dados a seguir "raspando la olla" que a darle la orientación de desarrollo a nuestros conciudadanos.

La trinchera del poder civil. Que permite reagruparse y reorganizarse en torno al control del Estado ha sido históricamente el Municipio, el cual, como unidad político-administrativa, a pesar de que ha sufrido cambios evolutivos a lo largo de la crónica política de este país, continua siendo el espacio de gestión y participación de las raíces sociales que a su vez le dan forma a la organización de todo el país.

Partiendo de esta característica, tenemos que comprender la coyuntura que vive la institución venezolana, en la que, la importancia del Municipio deja de ser local, pues todos los 335 municipios que conforman la geografía nacional, sufren las mismas dolencias por lo menos en cuanto a valores y principios ciudadanos.

Ahora mismo el Municipio es objetivo político del militarismo, que plantea la destrucción de esta figura geopolítica, así como la posibilidad de seguir desmantelando la venezolanidad. Por eso, nosotros, los que creemos en que el medio de desarrollo nacional debe estar en manos del Poder Civil, debemos plantear un nuevo punto de partida para el rescate institucional, ahora en sentido ascendente, desde el aspecto micro hasta el macro, de modo que no quede duda que todo espacio que permita enfrentar al oprobio entreguista de los oficiales del Parasitaje será retomado por el civilismo.

Siendo así, la visión del Municipio como parte de la estructura nacional, trasciende lo local transformándose en aparato de lucha efectiva contra el baldón de la tiranía antinacional, es por eso que, sin este vital espacio la Crisis va a terminar de comerse viva la posibilidad de reencontrar a nuestro pueblo con la Venezuela Libre y de los venezolanos.

Así es la Resistencia, de eso se trata, de aguante, y si es necesario replantearse los medios necesarios para alcanzar las metas, no olvidemos que el propósito de la Resistencia Democrática se fundamenta en el Rescate del Poder de la República por la via civil y la reconquista de la Dignidad Nacional.


Juventud, Acción y Democracia

lunes, 13 de mayo de 2013

Venezolanidad en Crisis


Revisando los contextos históricos de la sociedad venezolana, observamos que a medida que fueron evolucionando los procesos políticos la participación de los ciudadanos  se ha venido masificando en todos los estratos sociales. Ahora bien, sabemos que las sociedades son dinámicas por naturaleza y que los principales detonantes de los movimientos abruptos son las crisis, que en su momento obliga a tomar decisiones importantes de modo que se permita el correcto orden dinámico dentro del que se desenvuelven las sociedades.

¿Qué es la crisis? Se puede considerar que la crisis es una situación de estancamiento, perturbación e incertidumbre que sufre un espectro momentáneamente, sea provocado por la inobservancia de los actores o por su resistencia a cambio inminentes.

¿Estamos estancados como sociedad? Sí, estamos estancados, mientras que otras sociedades del mundo ya están superando sus diferencias dentro de los estamentos institucionales, nosotros no sabemos hacia donde nos dirigen las nuestras. El progreso nacional no puede limitarse a la participación de solo un grupúsculo ideológico o pseudoreligioso, puesto que la identidad cultural  nacional deriva de la diversidad del pensamiento y su expresión (intelectual, artística o de cualquier otra manera). No podemos tampoco pasarnos una eternidad fijando posición sobre la legitimidad de una persona mientras la corrupción administrativa sigue haciendo de las suyas. El dinamismo mundial nos está comiendo vivos y mientras tanto la dirigencia nacional agarra por el cuello de manera asfixiante a todos los venezolanos.

Venezuela pasa por un periodo de perturbación, agitación del pensamiento, un trastorno de lo que oficialmente se dice, se piensa y se hace. Mientras que por ahí unos siguen dando patadas de ahogado para mantenerse enchufados en la golpeada renta nacional, la sociedad esta desenchufada de la realidad mundial, sin dirección pedagógica alguna y esperando reencontrarse con las vías de desarrollo y de coherencia entre lo que se dice, se piensa y se hace.

Nuestro pueblo también pisa fondo en el estado de incertidumbre sobre el destino y resultado de los acontecimientos que se impone sobre “la vida normal” del ciudadano, no sabemos qué va a pasar con el país, si volveremos a ver los poderes del Estado nuevamente equilibrados, si podremos volver a las actividades cotidianas sin miedo a que nos roben, nos maten o nos coloquen un sello humillante y segregador de la venezolanidad.

Si nos detenemos a analizar la naturaleza de la crisis, nos damos cuenta que la misma se delimita, por lo menos, en tres factores estrechamente relacionados entre sí. Comenzando por el aspecto político y su lógica para interpretar el momento por el que pasan los venezolanos, en el entendido de la confianza que sienten los ciudadanos por las instituciones constitucional y oficialmente establecidas. Por ejemplo, la forma de expresión masiva  de toda sociedad democrática se define en el sufragio- universal, directo y secreto en el caso de Venezuela- por medio del cual se determinaría que camino se tomará por un periodo preestablecido para conducir los destinos de la nación. Cuando la masa comienza a dudar de ese sistema, las instituciones quedan arrinconadas frente a una premonición de desconocimiento de las mismas.

En el aspecto económico existe una relevancia histórica que constituye la estabilidad política y preconiza la estabilidad social. Las relaciones económicas de los ciudadanos permite esos momentos de lucidez para que, a través de las mediciones respectivas, se determine la metodología de crecimiento de los valores económicos en la relación Producción- Consumo, Importación- Exportación, Consumo- Ahorro y en el sentido más criollo que la plata alcance para pagar los servicios (que por cierto, están en las peores condiciones de calidad), comprar el mercado y de vez en cuando para la distracción y entretenimiento. Cuando los salarios no corresponden con las necesidades de las masas, y menos en comparación con los pueblos de fuera de nuestras fronteras, las políticas económicas están llevando a una sociedad al borde del precipicio.

Desde el punto de vista social, las relaciones humanas, de identidad de una persona con otra y la aceptación de las diferencias entre sí, los medidores de igualdad descifran la estabilidad que pueda existir en cuanto a las libertades individuales y colectivas, la aceptación del rol de ciudadanos y las capacidades de lograr la cohesión social. El solo hecho de auspiciar o permitir enfrentamientos sociales entre los mismos hijos de esta tierra causa  que los parásitos oprobiosos de territorios lejanos hagan fiesta con las bondades y ventajas que ignoramos mientras nos hacemos más miserables y otros se hacen más ricos.

Entonces, sabemos con estos datos que efectivamente estamos de cara a una crisis nacional generalizada, con parecidos a otras  situaciones históricas pero con características inéditas. Entretanto, que a lo largo de nuestra historia republicana hubo crisis políticas, “la vida cotidiana” se desarrolló con cierta normalidad, igualmente mientras hubo estallidos sociales o políticos los índices económicos evolucionaron con normalidad, y frente a crisis económicas las diferencias políticas quedaron a un lado para plantarse respuestas efectivas. Pero ahora estamos tocando fondo, la situación de crisis es una especie de embudo donde todos toditos tienen que pasar por ese peaje inesperado. Estamos viviendo una crisis generalizada en la cual todos los actores de la sociedad venezolana, además de los espectadores se encuentran en estado de shock masivo. Desde los más bajos estratos hasta las altas esferas del poder de la República hay una desconexión de la realidad frente a los que se quiere ser.

Es necesario comprender, asimilar y aceptar que esta no es solo una crisis interna de los factores de poder, de cuotas y parcelas dentro de los grupos conductores de las cúpulas. El republicanismo exige en este momento histórico la capacidad de entender que la Democracia es el gobierno del Pueblo, por el Pueblo y para el Pueblo, no el Gobierno del Puesto, Por el Puesto y para el Puesto.

La salida de la crisis tiene varios planteamientos, varios matices, en el sentido abstracto, la superación de la crisis encuentra su punto de partida en el rescate de Valores; Sociales, que permita regenerar la identidad nacional; Morales, que nos conlleven a construir de nuevo la línea fronteriza entre lo bueno y lo malo, como centro de equilibrios, dentro del ser colectivo; y sobre todo, los Valores Democráticos y Republicanos, de modo que no caigamos en el juego de chantaje que hace que nos preocupemos artificialmente por ejercer nuestros derecho ciudadanos con mente asalariada, como cobrando por ser venezolano.

Pero en un sentido más real, hasta que las llamadas fuerzas vivas no tengan la disponibilidad de organización suficiente para cumplir con el rol pedagógico –todavía perdido en otra dimensión-, hasta que los sectores representativos no recuperen su conexión con las deficiencias de sus sectores y se dejen de confundir los intereses personales con los colectivos y se coaccione al Poder del Estado a sentarse a dialogar con TODOS los actores que mantienen con vida esta nación, no saldremos de esta crisis.

La lógica neobolchevique es contraria a la identidad venezolanista y además inviable por las características de nuestra sociedad. El aparato productivo nacional en manos de estos manualistas marxianos va “palo abajo” y mientras tanto la gente se está matando en las calles y acudiendo al mercado negro para poder subsistir, y por otro lado los Castro hacen patria con nuestros recursos. Los asuntos de la República no les conciernen solo a unos pocos, que terminan actuando como capataces de finca, en el entendido que la correlación de fuerzas sociales en Venezuela sea la que determine o imponga esa élite sin tomar en cuenta las características locales de los sectores colectivos.

El pueblo de Venezuela requiere un gran acuerdo nacional amplio, ojo, no solo entre los partidos políticos, éstos son la médula espinal de toda democracia, pero en una revisión a lo interno deben entender que no son los únicos actores en el progreso nacional. Entonces, el punto de partida para este gran acuerdo debe ser una mesa de diálogo entre: los Partidos Políticos, como visionarios de la organización social; los Sindicatos Nacionales, como brazo y fuerza de materialización de la producción nacional; las Asociaciones de Empresarios y Comerciantes, como creadores del capital necesario para la inversión y mejoramiento de la calidad de vida patria; la Iglesia, como pilar de la paz espiritual de los pueblos; y el Poder del Estado, como conductor de las fuerzas vivas de nuestro territorio. El chantaje y condicionismo debe desaparecer de la orden del día para que los puntos de encuentros se hagan efectivos, de otra manera la acción de dialogo se transmutaría a un interrogatorio policial a la vieja usanza y con esto la sociedad venezolana estaría dando el imprevisto salto al precipicio. A partir de este primer paso, con el mayor sentido de pertenecía venezolanista pudiésemos afirmar que un Acuerdo Nacional está en puertas, por tanto, la voluntad de tomar acciones para la superación de esta crisis generalizada.

Demostrémosle al Mundo que los venezolanos tenemos la capacidad de recuperar la vanguardia internacional que hemos dejado de aprovechar. La historia no perdonará que esta generación nacional no tenga la aptitud de sentarse a afrontar las diferencias y construir los puntos de encuentro, en definitiva construir de forma autentica una Patria. 

Juventud, Acción y Democracia

sábado, 20 de abril de 2013

El Éxito de la Resistencia


En la historia contemporánea nacional yace un hecho significativo para el establecimiento de nuestra democracia, se trata del Referéndum de 1957, realizado específicamente el 15 de diciembre de ese año, durante el nefasto periodo del General Marcos Pérez Jiménez, mediante el cual se optaba un nuevo periodo presidencial de 5 años. Dicho plebiscito se realizo contrariando los preceptos constitucionales y el espíritu de las instituciones venezolanas. Tomando esto en cuenta, el resultado de dicha consulta-inconstitucional- dio como resultado la victoria (obviamente viciada) de la propuesta del General Pérez Jiménez, razón por la que 38 días después termino desplomándose su régimen oprobioso.

Esos 38 días que terminaron desplomando lo que quedaba de régimen de la dictadura no surgieron del azar, ni el 23 de Enero resultó de una anuencia divina que provoco la liberación del pueblo. Fue la participación de todos los sectores, de forma disciplinada y con distribución de responsabilidades que llevaron a cabo una avalancha popular contra la dictadura y en favor de la Democracia, y finalmente surgió la Gloriosa Victoria del Bravo Pueblo Venezolano.

Estamos viviendo un momento crucial en nuestra historia, lo que ha venido sucediendo desde el domingo 14 de abril es una muestra de que el pueblo venezolano no se dispone a entregar el país a los lacayos de la isla de los castro, así como nuestro pueblo no se dispuso a seguir tolerando la dictadura de MPJ hace 55 años. Quedo demostrado que la hegemonía Castro-Militarista tiene fecha de vencimiento y que a partir de estas vivencias se comienza a demoler el muro del miedo, aun así, no es suficiente.

Es necesario canalizar las energías de la indignación del pueblo con lo que ha venido sucediendo en el país bajo la sombra de nuestras viciadas instituciones, como si se tratara de que la República sea un gran circo y el pueblo fuese una pila de payasos. De modo que las acciones se lleven a cabo dirigidas al alcance de objetivos pequeños que, todos en conjunto, nos lleven a esa gran meta que es la demolición del fascismo Anti-Nacional que nos está llevando al abismo ridiculizante frente al mundo.

Cuando las instituciones están viciadas, es costoso mantener su firme reputación, pues se les hace necesario comprar conciencias, comprar comentarios de alabanza e incluso, construir credibilidad bajo símbolos de amenaza. Las instituciones venezolanas no escapan a esa realidad, ya se les comienza a ver y hasta a descoser las costuras, dan signos de desespero para mantener las cuotas de poder, y seguir engordando los bolsillos y las cuentas en el extranjero, pero ya el pueblo no se los permitirá, dentro de la dirección de la clase política nacional se debe desarrollar una lucha de Resistencia con la cual se restablezca la democracia como forma de vida.

Así como presenciamos en este momento histórico la voluntad del pueblo para cambiar de actores políticos, de modo que la nueva clase política comience a dirigir los destinos de la República para que verdaderamente sean representados todos los sectores nacionales y se logre un gran acuerdo nacional que permita encausar a nuestro pueblo por las vías del desarrollo. También se hace indispensable tener coherencia en las acciones que acaben con la apatía y suspicacia de algunos venezolanos, pues no podemos dejarnos apabullar por las maniobras fascistas de los que dirigen el actual gobierno nacional.

No dejemos apagar la llama de la esperanza en una Venezuela Libre y de los venezolanos, ni caigamos en la desesperación, que la impaciencia sea de otros, que como gata patas arriba están dando muestra de desarticulación de su pensamiento con sus acciones, que su lógica no les permite aceptar que es el pueblo quien toca el joropo pa’ las alpargatas que tienen puestas.

Si bien es cierto la materialización de la democracia como sistema político, consiste en el voto Universal, Directo y Secreto, también es muy cierto que ante el peligro del montaje sistemático de un orden ajeno a la Democracia con particularidades semejantes a la misma, para atornillarse en las bondades del poder, el pueblo debe expresarse contundentemente y de formas no convencionales, si es necesario, en defensa de las libertades y la soberanía nacional.

La Resistencia Democrática es superior a la expresión en urnas electorales, es superior a quemar cauchos como forma de protesta, la protesta en sí misma es solo un componente de la Resistencia. La oportunidad que tenemos en este momento es única, por lo cual la mejor manera de aprovecharla es estableciendo Tácticas de Resistencia, entendida como la Oposición a la acción de una fuerza, no todos podemos hacer lo mismo a la vez, y ningún grupúsculo está por encima del otro. El éxito de la Resistencia como modo de lucha, recae sobre la capacidad de disciplina y a su vez, el aforo de contundencia de las acciones contra los lacayos de los hermanos castro.

Como he sostenido con anterioridad, esta es la hora de la Juventud Venezolana, en el más amplio sentido de su expresión, los universitarios, los trabajadores y los inexistentes para este régimen ignominioso debemos unir fuerzas para desmontar esta farsa institucional y darle inicio al Rescate de la República, no demos chance ni de pestañear, pero al mismo tiempo es hora de entender que para ser contundentes no es necesario inmolarse sin objetivos aparentes.

Las trincheras de la resistencia reposan en la juventud venezolana, la apatía no es una opción, simplemente nos disponemos a COMBATIR HASTA TRIUNFAR!!!


Juventud, Acción y Democracia

lunes, 18 de marzo de 2013

Por la Unidad Nacional

 A modo de referencia histórica, me causa mucha impresión las casualidades en los hechos que determinaron un ciclo muy particular en el desarrollo de la humanidad. Hago referencia a la conocida "Guerra Fría", de la cual el simbolismo del "Muro de Berlín" estuvo en el ojo del huracán hasta el 9 de noviembre de 1989. Este muro fue levantado desde el año de 1961 por la Alemania del Este, aupado por el Partido Socialista Unificado Alemán (PSUA) bajo la autorización del "Buró Político Soviético", estos denominaron la barrera como "Muro de Protección Antifascista" ya que la "Ultraderecha" les espiaba y saboteaba su proceso "Revolucionario". ¡Qué Cosas!

 Ahora, nuestro país pasa por un momento que ciertamente es crítico, pues las instituciones parecen estar solo plasmadas en el papel, letra muerta, algunos venezolanos quieren aprovecharse de la gloria y pena de ciertos personajes nacionales para perpetuarse en la "sinvergüenzura" arropada bajo el poder.

 Este un momento en el que el pueblo venezolano necesita cada vez mas, autoreconocimiento y autorespeto, de modo que nuestras instituciones funcionen realmente bajo el imperio de la ley, que la soberanía resida realmente en el pueblo y que todos los sectores de la sociedad encuentren representación que permita los debates y discusiones de altura para que nuestra República consiga el rumbo al desarrollo y vanguardia continental.

 Es por eso que en este momento histórico, el desarrollo de los acontecimientos hace que los venezolanos nos preguntemos: ¿Hasta dónde nos va a llevar la intolerancia sociopolítica? No es posible que no seamos capaces de lograr un entendimiento nacional en el que a través de las instituciones de la República se logren consensos entre todos los sectores representativos.

 No estamos en condiciones de confrontarnos infructuosamente como tratando de levantar un "Muro de Berlín" en el que los autodenominados "Revolucionarios" y los "Contrarrevolucionarios" nos llevan a un abismo bajo los pretextos de la lucha de clases, que no ha traído nada bueno, pues termina siendo la excusa perfecta para exteriorizar los rencores y resentimientos desmedidos que provocan las inmolaciones sociales.

 Aquellos radicaloides que no quieren reconocer a quienes no profesen su visión de país son una minoría que pretende llevar a los venezolanos a una confrontación directa que no resolverá más que sus resentimientos y frustraciones de las cuales hacen responsables a los demás sin verse en el espejo. No podemos permitir que esta minoría dirija los destinos de esta tierra, es imprescindible e inevitable un Gran Acuerdo de Unidad Nacional en el que la diversidad sociocultural sea reencontrada por la Venezolanidad.

 Se hace cada vez más fuerte la tesis del Policlasismo, en la que las clases sociales y los distintos sectores se reconozcan entre sí, y que por medio de la Democracia Deliberativa y las discusiones consensuales se logren los mejores acuerdos en los que toda la ciudadanía, en el entendido de la gran pluralidad de condiciones y de palancas de desarrollo, se logren criterios de Unidad Nacional.

 Por otra parte, Venezuela no tiene por qué recibir lineamientos de ningún ente extranjero en cuanto políticas y desenvolvimiento institucional, la Unión Soviética pereció hace suficiente tiempo como para apasionarnos por una necrofilia ideológica, y mucho menos para que naciones sanguijuelas se aprovechen de nuestros recursos bajo la mirada cómplice de personeros indolentes antinacionales.

 La era del desconocimiento institucional a la realidad del país está llegando a su fin, la sociedad civil, los partidos políticos, los sindicatos y demás organizaciones sociales están llamadas a establecer un acuerdo venezolanista en el que el imperio de la ley sea el que determine el destino de la República fuera de las idolatrías excesivas y pseudoreligiosas.

 Aquellos que pretendan convertir a Venezuela en una copia de la socialista Alemania Democrática y la Alemania Federal de otrora, están meando fuera del pote. Ahora más que nunca lucharemos Por una Venezuela Libre, Unida y de los Venezolanos. 


Juventud, Acción y Democracia.


lunes, 4 de marzo de 2013

Para el Sector Trabajador Nacional

Siempre he sostenido, y lo seguiré haciendo, que los verdaderos constructores de patria son los trabajadores,  genuinos héroes históricos, que son silenciados por consignas militaristas en las que se jura “Dar la Vida Por la Patria” y etcétera, mientras que a lo largo de nuestra historia republicana los trabajadores, con las fuerzas de las manos y el sudor de la frente han levantado lo que vemos y conocemos en lo ancho del territorio nacional.

Se pueden tomar como referencias históricas del movimiento sindical huelgas célebres que, más que atacar deliberadamente a los patronos, siempre buscaron mejoras y reivindicaciones laborales; la primera huelga de trabajadores se da el 26 de marzo de 1813, cuando trabajadores de la Construcción de Caracas piden aumento salarial; un siglo más tarde se desarrolla la primera huelga moderna, específicamente en marzo de 1914 con los obreros de la Estación Central de Telégrafos de Venezuela, que reclamaban mejoras salariales, haciendo que dicho movimiento se extendiera a Valencia, Rio Rico, Barquisimeto, Maracaibo y Trujillo, lo cual generó una negativa reacción de Gómez, quien ordena la captura de los líderes de la Estación Cumaná y Carúpano, posteriormente el resto de dirigentes de dicho movimiento.

El Gran Sector Trabajador y Obrero Nacional vive su peor momento en la historia de Venezuela, muchos factores influyen en esta condición que en consecuencia llevan a un estancamiento general en nuestra nación. Los planes reivindicativos del sector obrero no pueden envolverse de condicionamientos políticos del gobierno de turno, al darse este evento se desvirtúa la gran masa laboral que hace vida en el territorio nacional.

Contradictoriamente, la abolición de la comisión tripartita, establecida en anteriores legislaciones laborales- en las que se establece posibilidad de discusión de condiciones salariales y productivas nacionales entre el patronato, los trabajadores y el Estado-le ha dado un duro golpe en la cara al movimiento obrero nacional, el cual ha venido perdiendo su esencia reivindicatoria para con las masas laborales venezolanas. Han entregado, directa e indirectamente, el poder de decisión de condiciones salariales y laborales al gran patrón del país, el Estado.

La representatividad sindical obrera tiene una razón de ser, que va más allá de la ignominiosa pugna política para calentar la silla de tal o cual sindicato, para luego vender y hasta regalar el país a quienes hipotecan nuestro futuro. En sus manos descansa la obligación de construir nación con el trabajo como valor patriótico, y que por medio de este promuevan cambios en la organización de la sociedad como verdadera demostración de voluntad de avance.

Los Trabajadores de Venezuela tienen el derecho-y el deber republicano- de establecerse representación, que a su vez sea reconocido como masa social por el resto de sectores nacionales y por el gobierno, que la representación trabajadora tenga más que legitimidad “Revolucionaria”, que posea legitimidad democrática, porque es esa la condición política que dará verdadero desarrollo a la venezolanidad. El fortalecimiento de la Democracia se convierte en el principal objetivo de todos los sectores nacionales.

El concepto del movimiento sindicalista, en cuanto a rango de acción política, ha evolucionado de forma importante en el transcurso de la historia contemporánea venezolana, es decir, en este siglo XXI en desarrollo ya no podemos concebir al movimiento sindical solo como factor de lucha de los obreros en sentido estricto, quienes dan valor al trabajo con su mano de obra, en este gran movimiento, en lo que se refiere a concepto de lucha, también entran los empleados y los profesionales-sean del sector público o privado- aquellos que dan valor al trabajo con su intelecto, ya que también esta última actividad forma parte del esfuerzo creativo humano y por eso conforman una gran masa que esta ávida de mejoras como colectivo.

En el plan de rescate institucional, es la Confederación de Trabajadores de Venezuela la instancia más adecuada desde donde saldrán acciones concretas para la discusión seria de las reivindicaciones salariales necesarias para todo el gran sector asalariado, por tanto, toda la canalización de acciones políticas de la clase dirigente nacional deben encaminarse al fortalecimiento de los trabajadores de Venezuela.

Con la responsabilidad que nos otorga la historia a las nuevas generaciones, viene el gran reto de darle empuje a la masa trabajadora, que por preceptos constitucionales, sociales y políticos, mediante la actividad creadora del trabajo se construye patria (como lo dije hace unos párrafos), se engrandece la nación, se hace pueblo. Sin ánimos de menospreciar al resto de los venezolanos, es este el sector que debería tener un espaldarazo por parte del Estado, sin aires populistas, que todo gobierno tenga la sapiencia de establecer parámetros generales mediante el dialogo, el debate público y la conciliación con dicho sector.

No tiene ningún sentido, ni estratégico, ni de clase, ni mucho menos ideológico entregar el poder decisorio de todos los trabajadores aun gobierno, por muy “Revolucionario” que sea, es sorprendente que después de tantos sacrificios, después de tanta sangre, sudor y lágrimas que costó la construcción de la Confederación de Trabajadores de Venezuela y todos sus conexos sindicalistas, se deje que “el viento” se lleve por delante toda la organización sindical venezolana, sin que la clase dirigente haga algo.

Los partidos políticos tienen el compromiso, con todas sus juventudes, de darle empuje y apoyo organizacional a la clase trabajadora para rescatar a la Confederación de Trabajadores de Venezuela, que posteriormente, mediante esa fuerza institucional de le dé “un parao” a las “sinvergüenzuras” y canalladas de este gobierno antiobrero y antidemocrático. Que con este cuerpo reivindicativo se logren las firmas de los contratos colectivos pendientes, sin intermediarios comisionistas que vendan las reivindicaciones por tres lochas.

Ahora bien, el propio sector trabajador, en el sentido más amplio y unitario, tiene en sus manos la misión de organizarse en función de un beneficio colectivo y del fortalecimiento institucional de todos los Trabajadores de Venezuela. Desde la Juventud les decimos a los trabajadores del país, que somos uno más en esta lucha reivindicativa y nuestra bandera es el rescate de nuestras instituciones, entre esas la CTV, para darle forma a la Venezuela Libre y de los Venezolanos. El espíritu reivindicativo y progresista es el que transformará el brío de nuestros conciudadanos en mayor calidad de vida y franco desarrollo nacional.


Juventud, Acción y Democracia   

domingo, 27 de enero de 2013

Las Cuatro Paredes

En momentos de grandes dificultades muchos nos sentimos como en una suerte de neblina que no permite que tengamos una visión clara, cualquiera puede sentirse como encerrado en cuatro paredes sin ventanas ni alguna forma de salida regular o tradicional.

La singular crisis institucional que vive nuestro país, sumado a la incertidumbre absoluta, tiene paralizada a la gran masa de venezolanos, que aun desean atestiguar como nuestra nación se hace realmente grande y con espacio para todos los sectores sociales, además parece tener a parte de la alta dirigencia corriendo en círculos, sin atinar acciones concretas que por lo menos permitan que el pueblo vea una luz al final del túnel.

No basta con buscar desesperadamente a pseudoanalistas y opinadores de oficio que, más que dar una orientación pedagógica del asunto, están más preocupados, algunos de convertir sus artículos en una especie de “best seller” que les regale sus quince minutos de fama, y otros, simplemente de “pescar en rio revuelto”. Tampoco podemos encerrarnos en soluciones cortoplacistas de escasa organización y con mucha argumentación electosimplista.

Toda sociedad exige constantemente cambios que permita refrescar el desenvolvimiento de las gentes, que eleve la calidad de vida de la humanidad, en fin, que la visión de la periferia siempre vaya en aumento y no en detrimento. La realidad venezolana en este momento está encerrada en cuatro paredes, que mantienen estancado el potencial que brote de la venezolanidad, sin embargo el ímpetu y la energía para seguir construyendo país no para de crecer en nuestros conciudadanos.

Es necesario demoler esas cuatro paredes enemigas del desarrollo, obstáculo de la luz y la visión de largo plazo, barrera de la gran visión periférica que tanto necesitamos en este momento. La primera pared que debemos demoler es el miedo, ese miedo al fracaso que tanto nos agobia, el temor a asumir nuestro rol histórico para encausar la democracia venezolana. Comenzando por aceptar y entender que el discurso y método de acción de los que ostentan el poder nacional se han convertido en cosa predecible, por tanto, es posible determinar qué tipo de reacción tendrán en ciertos momentos, como por ejemplo llamar “apátridas” o “agentes del imperio” a quien exprese lo que no le guste al gobierno, el argumento democrático definitivamente es más fuerte que el guión que utilizan para justificar sus atrocidades en nombre de las “reivindicaciones populares”. No debemos temer a quienes no tienen moral para criminalizar a todo aquel que disienta del partido de gobierno, mucho menos si quienes representan ese gobierno son capaces de encochinar nuestros símbolos patrios con simbolismos de otras naciones parasitas y sanguijuelas.

Eso nos permite romper con la siguiente pared, que es la apatía del pueblo y su pasividad excesiva, no entendiéndose esto como un llamado al desorden o excitación al caos, sino como un llamado a la constante y perpetua voluntad de seguir construyendo futuro. La mejor manera de romper con la apatía es insistir siempre con el mensaje nacional de integración social, y que por todas las cosas siempre este reserve la esencia de la democracia como forma de vida irrenunciable e inalienable de los venezolanos.

Los otros dos grandes obstáculos son las generaciones oxidadas en complicidad con las fuerzas opresoras de los nuevos agentes de cambio, esas generaciones que por falta de acción pierden capacidad de visión y sentido de estructuración, esas fuerzas muertas que solo piensan en su propio beneficio, por tanto, son capaces de encompincharse con los agentes de opresión social que constantemente tratan de aplastar el espíritu combativo de los que jamás dan su brazo a torcer por ver una Venezuela libre y de los venezolanos. Las generaciones oxidadas parecen miopes en la interpretación de la realidad sociopolítica nacional, además, de manera irónica, continúan encerrados en sus cuatro paredes electoralistas de escasa estructura organizada y con la credibilidad por el subsuelo.

No cabe la menor duda que la única fuerza con capacidad de derribar estas cuatro paredes es la de la Juventud Venezolana, que por ser diamante en bruto, amerita que se le dé forma y organización, pues ésta mantiene vivo el espíritu combativo ante cualquier circunstancia capaz de atentar contra la República. La fuerza de la Juventud Venezolana estaba dormida, pero para pesadilla de muchos, está despertando, no como un brazo armado y cómplice de quienes desdeñan las capacidades de los nuevos liderazgos. Más bien como un movimiento claro y con objetivos propios, que más que nada persigue canalizar a todas las clases y sectores para el desarrollo nacional y lograr la recuperación del respeto de la República y su vanguardia continental.

Las fuerzas juveniles están llamadas a rescatar la credibilidad institucional y a dirigir las masas venezolanas por los caminos trazados por nuestros próceres y fundadores de la democracia venezolanista.

“El político de raza y de convicciones revolucionarias se fija en objetivos de transformación social y no metas burocráticas” Rómulo Betancourt