A modo de referencia
histórica, me causa mucha impresión las casualidades en los hechos que
determinaron un ciclo muy particular en el desarrollo de la humanidad. Hago
referencia a la conocida "Guerra Fría", de la cual el simbolismo del
"Muro de Berlín" estuvo en el ojo del huracán hasta el 9 de noviembre
de 1989. Este muro fue levantado desde el año de 1961 por la Alemania del Este,
aupado por el Partido Socialista Unificado Alemán (PSUA) bajo la autorización
del "Buró Político Soviético", estos denominaron la barrera como
"Muro de Protección Antifascista" ya que la "Ultraderecha"
les espiaba y saboteaba su proceso "Revolucionario". ¡Qué Cosas!
Ahora, nuestro país pasa por un momento que ciertamente es crítico, pues las instituciones parecen estar solo plasmadas en el papel, letra muerta, algunos venezolanos quieren aprovecharse de la gloria y pena de ciertos personajes nacionales para perpetuarse en la "sinvergüenzura" arropada bajo el poder.
Este un momento en el que el pueblo venezolano necesita cada vez mas, autoreconocimiento y autorespeto, de modo que nuestras instituciones funcionen realmente bajo el imperio de la ley, que la soberanía resida realmente en el pueblo y que todos los sectores de la sociedad encuentren representación que permita los debates y discusiones de altura para que nuestra República consiga el rumbo al desarrollo y vanguardia continental.
Es por eso que en este momento histórico, el desarrollo de los acontecimientos hace que los venezolanos nos preguntemos: ¿Hasta dónde nos va a llevar la intolerancia sociopolítica? No es posible que no seamos capaces de lograr un entendimiento nacional en el que a través de las instituciones de la República se logren consensos entre todos los sectores representativos.
No estamos en condiciones de confrontarnos infructuosamente como tratando de levantar un "Muro de Berlín" en el que los autodenominados "Revolucionarios" y los "Contrarrevolucionarios" nos llevan a un abismo bajo los pretextos de la lucha de clases, que no ha traído nada bueno, pues termina siendo la excusa perfecta para exteriorizar los rencores y resentimientos desmedidos que provocan las inmolaciones sociales.
Aquellos radicaloides que no quieren reconocer a quienes no profesen su visión de país son una minoría que pretende llevar a los venezolanos a una confrontación directa que no resolverá más que sus resentimientos y frustraciones de las cuales hacen responsables a los demás sin verse en el espejo. No podemos permitir que esta minoría dirija los destinos de esta tierra, es imprescindible e inevitable un Gran Acuerdo de Unidad Nacional en el que la diversidad sociocultural sea reencontrada por la Venezolanidad.
Se hace cada vez más fuerte la tesis del Policlasismo, en la que las clases sociales y los distintos sectores se reconozcan entre sí, y que por medio de la Democracia Deliberativa y las discusiones consensuales se logren los mejores acuerdos en los que toda la ciudadanía, en el entendido de la gran pluralidad de condiciones y de palancas de desarrollo, se logren criterios de Unidad Nacional.
Por otra parte, Venezuela no tiene por qué recibir lineamientos de ningún ente extranjero en cuanto políticas y desenvolvimiento institucional, la Unión Soviética pereció hace suficiente tiempo como para apasionarnos por una necrofilia ideológica, y mucho menos para que naciones sanguijuelas se aprovechen de nuestros recursos bajo la mirada cómplice de personeros indolentes antinacionales.
La era del desconocimiento institucional a la realidad del país está llegando a su fin, la sociedad civil, los partidos políticos, los sindicatos y demás organizaciones sociales están llamadas a establecer un acuerdo venezolanista en el que el imperio de la ley sea el que determine el destino de la República fuera de las idolatrías excesivas y pseudoreligiosas.
Aquellos que pretendan convertir a Venezuela en una copia de la socialista Alemania Democrática y la Alemania Federal de otrora, están meando fuera del pote. Ahora más que nunca lucharemos Por una Venezuela Libre, Unida y de los Venezolanos.
Juventud, Acción y Democracia.
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