Entre los elementos que dan
vida a la crisis venezolana, que es generalizada, encontramos uno que tiene
ciertas particularidades parecidas al nacimiento de aquellos viejos imperios, o
a los saqueos de las embarcaciones piratas de vieja data, e incluso parecidos
con las barbaries vikingas en las conquistas de parte de la Europa en vías de
desarrollo, claro con un gran punto de diferencia en sus características.
Pues la crudeza con que
germinaron los vastos imperios de la historia de la humanidad dieron como
resultado el refinamiento de las civilizaciones, por otra parte estuvieron los
grandes saqueos de aquellas fuerzas piratas, que no se identificaban con
ninguno de los incipientes estados o reinos, muy por el contrario actuaban en
nombre propio sin distinción de estamento jurídico o social alguno, simplemente
con la necesidad de posesionarse de lo ajeno. También están las barbaries
vikingas que de la forma más cruda se adueñaron de territorios acabando con
todo a su paso, imponiendo una forma de vida y un nuevo linaje que definiría
parte de la historia del viejo continente.
Creo que esto describe, en
parte, lo que está viviendo actualmente el pueblo venezolano, un Estado de
barbarie, sin ley, y que involuciona de la civilización a pequeños subgrupos
que día a día pierde más confianza en sí mismos, por las penurias que vive
nuestra ciudadanía se va sembrando el miedo pero con pequeños aditivos de
cólera social que hacen de la situación una bomba de tiempo.
No pretendo con estas
palabras hacer de las funciones de un sociólogo, ni mucho menos las de un brujo
que dicta predicciones políticas aprovechándose de la vulnerabilidad del
desespero de mucha gente, mas bien, a través de este medio, trato de dilucidar
sobre lo que ocurre, y antes de seguir
escribiendo sobre lo que a mi juicio se deba hacer para salir de la crisis que
nos hunde, me gustaría encerrar en una palabra descriptiva lo que representa el
actual Estado bajo la dirección de los hijos de un tal gigante(que no merece ni
la inicial en Mayúscula), es este un régimen HAMPÓCRATA, creo que es la palabra
descriptiva más acertada.
No es la primera vez que en
nuestra historia republicana el pueblo pase por las penurias del gobierno de
las bandas armadas autodenominadas ejércitos revolucionarios, el siglo XIX estuvo
plagado de este tipo de caudillismo y malandraje constituido como la
magnanimidad de la política caribeña, sin embargo el Estado Venezolano del
siglo XX experimenta cambios estructurales que permiten el pacifico desarrollo
del hombre ciudadano, pero ahora observamos el Estado del nuevo milenio y se
nos parece mucho más al germen de la barbarie que la concepción del Estado que
define la América Latina actual, nada parecido a la Venezuela modelo de la
democracia del Cono Sur.
La Hampocracia la podemos
concebir como el gobierno de los delincuentes organizados bajo la figura de un
partido, y que dentro de los esquemas de la fuerza y del chantaje constituyen
paralelismos en los factores del poder constituido para llevarse por delante
los intereses colectivos y superponer la saciedad de sus ilegitimas y hasta
ilegales “necesidades”, la complicidad más que aparente entre el gobierno y
grupos de interés de la delincuencia organizada están llevando a los limites
del caos a la sociedad venezolana.
Cuando la gente voltea a las
instituciones nacionales se siente confusión en la mirada, no se sabe cuáles
son las instituciones que gobiernan este país, que cuando tienen que acudir a las
legítimas instituciones no saben si llorar o reírse porque no sienten la
seguridad de que el Estado garantice la “mayor suma de felicidad posible”,
porque lo que establece nuestra Constitución es una cosa muy distinta al orden
nacional, el cual tiene uno de sus
tentáculos en las cárceles venezolanas, de eso si está segura la gente, que
muchas de las órdenes que siembran el terror en la población salen de allí.
Otro tentáculo se encuentra en las descompuestas fuerzas armadas, sí, las
fuerzas militaristas que esta fuera de los cuarteles, las que en estos momentos
toman las decisiones incluso por encima del ejecutivo nacional, que
aparentemente- más que la defensa de la nación- les interesa defender sus
parcelas de poder, antinacional y tan parasitarias como los regímenes mantenidos
por el dinero de los venezolanos.
Pero algo que si no puedo
dejar de expresar es que aún queda una Institución que si depende directamente
del pueblo, esa institución es el voto, entiéndase bien, el voto, sin ánimos de
confundir éste con el Poder Electoral, y más bien aclarando que el fortalecimiento
de la Democracia Venezolanista encuentra su fuerza en la fe del ciudadano para
con esta forma de vida. Estamos en una etapa de Resistencia, en la que los
hampócratas son instrumentos de su propia destrucción, pero la impaciencia y el
desespero también puede ser causante de un remedio peor que la misma
enfermedad.
Seamos artífices del rescate
de la Venezolanidad, comenzando por fortalecer nuestros valores y no doblegar
nuestra dignidad por tres lochas, y tampoco en cometer los errores cíclicos de
solo fijarse en quitar a la persona que se sienta en Miraflores sin tomar en
cuenta el resto del entorno. Sin perder de visión los objetivos continuemos
RESISTIENDO!!
Juventud, Acción y
Democracia
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