La visión de la periferia política
debe ser amplificada, si bien es cierto que la nación exige para el desarrollo
patrio una reunificación sociopolítica y la institucionalización de la democracia,
también es muy cierto que nuestro mensaje ha sido dirigido con un lenguaje muy
limitado, que poco asimila las particularidades de cada uno de los estratos
sociales. El rol pedagógico de la dirigencia política nacional se hace cada vez
más preponderante en esta era, y aun proclamándose
a los cuatro vientos el fin del analfabetismo en todo el territorio nacional,
atestiguamos el crecimiento de una suerte de oscurantismo político en las
grandes masas del país, esa condición ratifica la inminente revisión de la didáctica
de los agentes de organización social, que por medio de ésta se promueva la
capacidad de entendimiento y de superación de los clivajes políticos que
estamos viviendo los venezolanos.
Asimismo, se refleja la
importancia de una alternativa a la lucha de clases como política de Estado en Venezuela,
este juego contribuye a la gran polarización que desvirtúa el sano desarrollo
nacional. Por tanto, se hace fundamental la presentación de un programa serio,
mediante el cual confluyan todas las clases sociales dentro de un entendimiento
masivo y así se permita el crecimiento integral de la República como potencia
en la región latinoamericana. Es el Policlasismo, como concepto venezolanista,
el que constituye la base de organización de la sociedad lo que garantiza la
igualdad de oportunidades para nuestros conciudadanos.
La efectividad del proyecto
democratista se halla en la capacidad de nuestro mensaje, del lenguaje claro
que le diga al pueblo acertadamente que podemos vivir un crecimiento económico sin
atentar contra los desfavorecidos de la sociedad, que es imprescindible atacar sistemáticamente
las miserias y precariedades de la pobreza y que se pueden perfeccionar las políticas
sociales con programas que promuevan el crecimiento de todos los sectores
sociales.
El mensaje de la dirigencia nacional
tiene que ser deductivo, no puede quedarse en lo general, se debe sectorizar el
planteamiento con un lenguaje más identificador con todos los agentes de la
sociedad, para así garantizar el fortalecimiento del contenido programático necesario
para el advenimiento de un futuro sólido.
El Sector Campesino debe saber
que hoy día, a diferencia de aquellos oscuros momentos históricos de pasados
siglos, su gran explotador es el actual aparato –antinacional- del Estado, que
traiciona la buena e incansable voluntad de nuestros campesinos, envolviéndolos
en una burbuja de cristal sin considerar que inevitablemente, más temprano que
tarde, les estallará en la cara esta realidad a este noble, pero importante
sector.
Los grandes Sectores Populares están
ávidos de ser interpretados por un Plan Claro que les proporcione calidad de
vida y el mejor acceso a los servicios, con un mensaje complementado de
acciones que coadyuven, principalmente, a nuestra juventud en la disminución de
las probabilidades de entrar en el mundo de violencia y la delincuencia que
infligen tanto daño a la integridad de nuestro pueblo.
El vasto Sector Trabajador y Obrero es el más afectado, es la fracción más importante de todo el eje
productivo nacional, por ende, las propuestas más sólidas en cuanto a
libertades sindicales y las mejores condiciones de trabajo que respete y eleve
la dignidad de todos nuestros trabajadores y obreros. No es posible que este
sector sea sumergido en el chantaje hegemonista de una dirigencia irresponsable,
que a duras penas tiene una visión cortoplacista y ya no sorprende con su incapacidad
para proponer políticas de desarrollo palpable y sin condicionamientos
electoreros.
Ahora bien, el Capital Nacional
tiene que incentivarse para mejorar y aumentar la inversión en el territorio
venezolano, con este sector se impone la necesidad de crear condiciones de alto
consenso en función de acelerar el motor productivo, de retomar la vía de industrialización
que nos lleve a los terrenos de la competitividad internacional.
Es una dirigencia pedagógica y venezolanista
la que nos llevará a la victoria, es esta la condición que guiará a nuestro
pueblo al desarrollo, sin ánimos de aspiraciones caudillistas que hacen tanto daño
a la esencia del venezolano, pero con alto contenido estructurado, social e
integrador que permita superar esta coyuntura histórica y nos enrumben a una Venezuela
libre y de todos los venezolanos.
Juventud, Acción y Democracia
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