Mas allá
de lo referente al asunto electoral, que de por si es un tema que tiene
asfixiada a la sociedad venezolana, no porque deje de creer en la democracia y
la institución
del voto, sino por las constantes decepciones que han sufrido los ciudadanos
cuando comparan las expectativas con los resultados posteriores a las
elecciones del momento, llega la oportunidad de dar a entender que el sufragio
no es el fin ultimo de la democracia, éste
se convierte en herramienta o medio que permite el Gobierno del Pueblo- fuera
de los conceptos demagógicos- en el entendido de que en las
bases del poder político se le da cuerpo e identidad de lo
que el pueblo quiere ser y lo que es.
Ahora bien, en cuanto
a la estructura del Estado venezolano, la base política institucional es el
municipio: que se constituye en figura primigenia de la organización
de la República,
pues su esencia radica en la identidad de los valores del pueblo con la forma
de darse el gobierno. Pero la característica
mas importante de este cuerpo reside en el poder civil, que en primer término
tiene la capacidad de unificar dentro de la diversidad de visiones sociales.
En la actualidad, la
sociedad política
venezolana revive la lucha entre el Poder Civil y el Poder Militarista, el
cual, de manera despótica y aplastante, ha gobernado la
América Latina en alianza con el parasitaje internacional que saquea bajo la
mirada cómplice
del caudillismo militar. La Venezuela de hoy no escapa a esa realidad, los
acomodos en las cúpulas
del gobierno y lo que queda de los poderes públicos de la República
parecieran estar mas dados a seguir "raspando la olla" que a darle la
orientación
de desarrollo a nuestros conciudadanos.
La trinchera del
poder civil. Que permite reagruparse y reorganizarse en torno al control del Estado
ha sido históricamente
el Municipio, el cual, como unidad político-administrativa,
a pesar de que ha sufrido cambios evolutivos a lo largo de la crónica
política
de este país,
continua siendo el espacio de gestión y participación
de las raíces
sociales que a su vez le dan forma a la organización
de todo el país.
Partiendo de esta
característica,
tenemos que comprender la coyuntura que vive la institución
venezolana, en la que, la importancia del Municipio deja de ser local, pues
todos los 335 municipios que conforman la geografía
nacional, sufren las mismas dolencias por lo menos en cuanto a valores y
principios ciudadanos.
Ahora mismo el
Municipio es objetivo político del militarismo, que plantea la
destrucción
de esta figura geopolítica, así como la posibilidad de seguir
desmantelando la venezolanidad. Por eso, nosotros, los que creemos en que el
medio de desarrollo nacional debe estar en manos del Poder Civil, debemos
plantear un nuevo punto de partida para el rescate institucional, ahora en
sentido ascendente, desde el aspecto micro hasta el macro, de modo que no quede
duda que todo espacio que permita enfrentar al oprobio entreguista de los
oficiales del Parasitaje será retomado por el civilismo.
Siendo así, la visión
del Municipio como parte de la estructura nacional, trasciende lo local
transformándose
en aparato de lucha efectiva contra el baldón
de la tiranía
antinacional, es por eso que, sin este vital espacio la Crisis va a terminar de
comerse viva la posibilidad de reencontrar a nuestro pueblo con la Venezuela
Libre y de los venezolanos.
Así es la
Resistencia, de eso se trata, de aguante, y si es necesario replantearse los
medios necesarios para alcanzar las metas, no olvidemos que el propósito
de la Resistencia Democrática se fundamenta en el Rescate del
Poder de la República
por la via civil y la reconquista de la Dignidad Nacional.
Juventud, Acción
y Democracia